jueves, 22 de septiembre de 2011

Batiburrillo vital

Así es como me he sentido esta noche de sueño matinal más bien tardío. Soñar que te llaman de unas antiguas prácticas para volver a la redacción y que, los que te acompañen en esta nueva aventura sean los becarios de otra práctica anterior me hace experimentar una especie de batiburrillo vital.

Llevo encadenando prácticas algo más de un año. Comencé en junio de 2010 y desde entonces no he parado. Muchas veces pienso ¿y para qué?. Hace algunos años, cuando los jóvenes estudiantes universitarios iniciaban prácticas en empresas lo hacían los últimos años de carrera en vistas de encontrar un puesto fijo, una vez finalizada las prácticas, en esa empresa que te había acogido en tu período de formación. Pero la desazón es tremenda cuando sabes que vas de práctica en práctica únicamente por el placer (que os aseguro, experimento) de aprender la técnica en un nuevo medio de comunicación. No existe esperanza. No existe ilusión. No existe posibilidad de colocación futura.


Lo cierto es que este sueño que hoy me ha acompañado hasta bien entrada la mañana, me ha intensificado esta sensación. Realmente me entristece... no sé si soy una buena periodista, probablemente en 5º de carrera y habiendo metido mi piececito en el mundillo en escasas 3 ocasiones no puedo considerarlo. Pero soy constante, responsable y trabajadora. Y mi mejor virtud: estoy llena de inquietudes.

Pero, ¿en qué marco se encuadran mis inquietudes? ¿Cómo dar rienda suelta a las aspiraciones de una generación perdida como la mía? No existe nada de lo anteriormente mencionado, ni siquiera se vislumbra la luz de cambio.

Y me encuentro a las puertas de comenzar la última fase de esta etapa que comencé hace ya casi 5 años, pero, sueños como el de hoy me incitan al abismo profesional. Y créanme, no será por elección propia.

domingo, 22 de mayo de 2011

De la mala organización a la mala imagen corporativa


Esta foto que ven no pertenece a ningún concierto. Sino a la cola de acceso al recinto donde se iban a celebrar los conciertos del Territorios Sevilla 2011.

Durante este fin de semana ha tenido lugar en Sevilla uno de los mayores eventos musicales del año: el festival Territorios Sevilla. Como tal, puede presumir de aunar diferentes estilos de música, contar con una cantera de artistas de calado incluso internacional, etc. Incluso cuenta con el privilegio de celebrarse en el histórico y mágico entorno del Monasterio de Santa María de las Cuevas en la Cartuja (actualmente Centro Andaluz de Arte Contemporáneo).
Pero precisamente ese emplazamiento incomparable hace del Territorios Sevilla uno de los festivales con peor acceso entre los distintos escenarios.

A lo largo de la jornada del viernes y del sábado (días en los que tiene lugar el festival) el tránsito de personas por el recinto era más que numeroso. La organización debería haber previsto tal masificación, pues se estimaba la asistencia de miles de personas.
Durante el transcurso del festival se pudo comprobar dicha masificación: aglomeraciones de personas en los accesos a los distintos escenarios de más de 10 minutos sin ningún tipo de movimiento aparente, ni hacia delante, ni hacia atrás. Si a eso le sumamos una mala iluminación o nula iluminación en algunos puntos del recinto y pasillos por los que no podían fluir más de 2 personas a la vez, el resultado es un entorno para la celebración de conciertos difícil e incluso peligroso.

Pero la problemática no reside únicamente en lo angosto de los accesos debido a la estructura original del Monasterio. El acceso al festival tenía lugar en plena calle Américo Vespuccio, la cuál estaba cortada al tráfico e incluso al transporte público. Esto suscitó diversos problemas para acceder al interior del parque tecnológico de la Cartuja (incluida la Facultad de Comunicación). Ese propio acceso hizo gala de una organización pésima. La apertura de puertas del viernes, por ejemplo, estimada hacia las 20:00 horas, no se produjo hasta las 20:45 horas. Lo que dio lugar a cuarenta y cinco minutos de personas conglomeradas en la calle mientras la seguridad del Festival les hacían avanzar lentamente y en masa para evitar carreras peligrosas. El calor acuciante en sí mismo era peligroso.
En otros momentos del festival, como el que se aprecia en la foto (tomada a las 22:40 horas del sábado) ese era el aspecto del acceso al festival (cuyas puertas habría abierto casi 3 horas antes). Una prueba más de la gran desorganización de la propia organización.

A las aglomeraciones anteriores podemos sumar las quejas de numerosas personas que se vieron imposibilitadas de abandonar el recinto antes de las doce de la noche del viernes para regularizar la situación. En caso de abandonar el recinto antes de dicha hora la persona perdía el derecho a volver a entrar y debía pagar de nuevo. La indignación fue general dado que prácticamente eso imposibilitaba abandonar el recinto dada cualquier emergencia sin perder el dinero que había costado la entrada. Igualmente, en ningún momento se había especificado en las cláusulas de las entradas compradas previamente esa limitación. En caso de querer salir, la seguridad del festival te sugerían hablar con la organización para reclamarlo, los cuales rechazaban oír las quejas manteniendo una actitud huidiza.

El resultado de todo esto que he relatado anteriormente no es más que un público insatisfecho por una mala organización del festival. Lo cual se traduce en una mala imagen del mismo, y finalmente, en el detrimento del festival como empresa o como corporación.
Es decir, el hecho de que la organización no atendiera adecuadamente las quejas, o que los accesos a los distintos escenarios estuviesen colapsados no hacen más que vender una mala imagen del festival (ya no sólo de la organización).

Para cualquier tiempo de empresa es fundamental la imagen que de ésta se ofrezca. Lo receptores últimos son los propios clientes de dicha empresa, por lo que, a todo lo sumado anteriormente es evidente que dichos consumidores han podido gestar una visión negativa del Festival como ente corporativo.

Una empresa ha de cuidar a sus usuarios desde la base: desde el producto que ofertan hasta el trato con el consumidor. De igual modo que la empresa ha de labrarse una imagen que sea cercana y ayude a que el propio cliente se identifique con lo que esa entidad le ofrece, debe existir una correlación entre empresa-producto-cliente que, como toda cadena comunicativa, no debe romperse en ningún momento o podría derivar en una pérdida del mensaje hacia su fin último (la venta).

Y las empresas de carácter general, al igual que las empresas informativas, siempre han de cuidar del aspecto social y ciudadano de las mismas. Es muy importante no romper el lazo con el individuo, ya sea a través de un medio de comunicación, o a través del trato cara a cara en los servicios prestados.

Servicios que, si bien se cumplieron de forma positiva en el aspecto musical del festival, dejaron insatisfechos a muchos de los asistentes en lo que respecta a la organización.

domingo, 15 de mayo de 2011

El espíritu emprendedor.

¿Qué es el espíritu emprendedor?
Desde mi punto de vista lo entiendo como esa actitud innata que tienen algunos individuos de iniciar un negocio a título personal. Entonces, en ese sentido, podríamos incluso afirmar que es algo inherente a la personalidad, al carácter de la propia persona.

Lo cierto es que en España no existe una cultura emprendedora como tal. Los jóvenes inician su etapa universitaria generalmente con la intención de encontrar trabajo al finalizar sus estudios. 'Encontrar' el trabajo, es decir, como una vacante disponible en una empresa ya creada.
Cuando pensamos en introducirnos en el mercado laboral solemos decir que no hay trabajo, que las empresas ya apenas ofertan puestos de trabajo y, en casos como el mundo de la comunicación, que está fatal, que hay mucho intrusismo y que cada día despiden a más y más periodistas.

Es posible que un cambio de percepción nos ayudara a cambiar también la tendencia. Mientras que salen cientos de periodistas a la calle con el despido bajo el brazo en los grandes grupos multimedia, hay otro fenómeno pionero en los últimos años: el fenómeno de la información periódica digital, el fenómeno blog, el freelance de la comunicación.

En estos tiempos de crisis parece consecuente el aumento del paro pero, ¿va la gente a leer menos periódicos o consumir menos televisión por estar en crisis?
Probablemente no. La demanda de información no decrecerá proporcionalmente con la curva económica, no lo creo. Lo que si veo factible es la búsqueda de nuevos canales más económicos para obtenerla. Así, al igual que las familias comienzan a comprar marcas blancas o a adquirir nuevas prendas de ropa tan solo en rebajas, la gente comenzará a buscar esos canales lowcost de información. Es decir, mientras la gente deja de gastar 1.20€ en ELPAÍS todos los días, gastará 1 h y 20 minutos (por ejemplo) en dar una vuelta por la red y consultar las cabeceras (digitales) de los distintos periódicos o consultar el google reader en busca de nuevas informaciones por parte de sus bloggers favoritos. Las páginas web de las distintas cadenas de televisión ya ofrecen una parrilla actualizada de programación televisiva on-line.

¿Significa esto que los medios están cambiando? Sí.
Pero además, se abre la puerta al tema con el que iniciaba el artículo: el espíritu emprendedor.
Por paradójico que pueda parecer, es posible que sea ahora, justo ahora, en tiempos de crisis, el mejor momento para iniciar nuevos negocios. Si no hay trabajo... ¿porqué no crearlo tu mismo?
Así se inicia una espiral del 'do it yourself' tan predominante en otros países de un desarrollo económico mucho mayor que, probablemente, ofrezca mejores resultados.

Pero claro, no es fácil sobrevivir en el mercado de manera autónoma. Por ello es necesaria la ayuda estatal a partir de subvenciones y apoyos a esos nuevos emprendedores. En la actualidad esas ayudas a las PYMES existen, por supuesto, pero probablemente son pocos los que se han lanzado a esta nueva tendencia. Lo más importante es, probablemente, una buena idea, y un nicho de mercado adecuado para desarrollarla.

Es ahora cuando entra en juego la interrelación entre esos medios tradicionales y afianzados y las nuevas alternativas de comunicación (como autónomos).
Por un lado tenemos a esos nuevos medios en estado de cambio continuo adaptándose al nuevo mercado. Por otro, las pequeñas iniciativas privadas con un capital inversor rozando el mínimo.
Ambos necesitan ganarse al lector fiel, ese público que entrará asiduamente en su dirección web.
Tal vez los factores predominantes sean algunos como la cercanía de la información, el enfoque y, sobre todo, la calidad del producto que ofrezca.

Por todo esto, todos podemos poseer ese espíritu emprendedor, porque al finalizar los estudios es posible que muchos estemos atrapados en esa burbuja del 'encontrar' trabajo. Por eso hoy en día las buenas ideas se premian con el éxito, mientras que las viejas fórmulas decaen hacia lo obsoleto.
Tal vez la solución a la crisis en nuestro campo profesional seamos nosotros mismos y nuestras ideas. Y nuestro espíritu emprendedor, por supuesto.

lunes, 25 de abril de 2011

Los croissants de La Campana

¿Existe un lugar más céntrico y lleno de bullicio que La Campana de Sevilla?

Es una plaza donde convergen tiendas de ropa, multinacionales de comida rápida, la propia pastelería de La Campana, e incluso bancos y otras entidades financieras.

Entre tanto ir y venir de gente, existe una pequeña arteria en este corazón sevillano que, aunque no todo el mundo acceda habitualmente, estoy segura que todos reconocen. Se trata de una pequeña callejuela, donde se encuentra el ‘Bar Tino’, calle Capataz Rafael Franco. Pero, no me voy a referir a ese bar. Me voy a referir a otra pastelería, una pequeña pastelería a la que la imponente La Campana le podía hacer sombra. Definitivamente la pequeña pastelería tuvo que darse por vencida.

No recuerdo el nombre de la pequeña pastelería, lo único cierto es que ahora no existe. En su lugar se encuentra un bar de copas de luces de neón rosa y paredes pintadas al estilo vintage.

A menudo acudía a la pequeña pastelería a disfrutar de uno de sus croissants de jamón york y queso, su auténtica especialidad. Periódicamente acudíamos a esa pastelería para disfrutar expresamente de ese dulce casero. Pero hace algunas semanas descubrimos que la pequeña pastelería cerró.

Probablemente son muchos los motivos que pueden llevar a un pequeño comercio, tradicional, casero, cercano, a la quiebra: desde la falta de ayudas por parte del Gobierno a las PYMES, a los gigantes comerciales fruto del capitalismo abierto a la entrada de mercados internacionales.

Probablemente aquellos croissants eran mucho más deliciosos que cualquier pastelito de bolsa que dispense una multinacional, o una máquina expendedora donde los productos han de refrigerarse constantemente para aguardar dentro de ese armario hasta que alguien los solicite a través de una moneda. Es obvio que la frescura, lo natural, lo saludable, en este tipo de comercio, está abocado a reducirse en comparación con aquellos croissants de La Campana.

Al comenzar el curso, estudiábamos el funcionamiento de las empresas como sistemas. Pero, cuando hablamos de empresas, las concebimos como el imperio de magnates trajeados con dominación en distintos mercados por todo el mundo. Pero también era empresario aquel señor que durante años decidió mantener abierta su pequeña pastelería en La Campana.

Probablemente el principal problema con el que se encontró este pequeño empresario fue el propio entorno general, en el que un contexto social y económico marcado por la crisis que nuestro país arrastra desde hace varios años no favorece en absoluto la supervivencia y la salida a flote de los negocios más débiles. Por otro lado, su entorno específico demuestra que la pequeña empresa no disponía tal vez de una cartera de clientes lo suficientemente extensa, o tal vez un apoyo financiero fuerte o, lo que es más probable, una mezcla de distintos factores que hace inviable e insostenible mantener abierto el negocio.

Ante la competencia de las grandes superficies, o de los productos de alta comercialización, es necesaria la adaptación al mercado de las distintas empresas para hacer frente, para situarse en lucha, a fin de sobrevivir en los mercados. El cierre de la pequeña pastelería, en contraste con la apertura del nuevo bar de copas, es un ejemplo claro de la tendencia y el futuro de las iniciativas emprendedoras actuales, y aún más allá: de cuál es el modelo de negocio que triunfa, y cuál el que se encuentra en declive y cómo esto es también un reflejo de cambio social. Y de hábitos y costumbres: del “café en el bar”, al “salir a tomar algo”.

Hay negocios que lo logran y sobreviven a partir de fórmulas frescas y originales, probablemente la clave de toda empresa emergente, pero también hay otros negocios que sobreviven por hegemonía, por estatus, por tradición… etc., como podría ser el caso de la pastelería La Campana, a pie de calle Sierpes.

En una misma plaza convergían tres tipos de comercialización de dulces y pasteles. Uno estaba protagonizado por esta pequeña pastelería de la que hablo, que representaría al pequeño empresario, probablemente de no más de 1 ó 2 trabajadores, localista. Aquí podríamos englobar también a La Campana, superviviente hasta la fecha de este tipo de negocios, aunque con un número de personal mayor.

Por otro lado tenemos la distribución de pasteles y otros dulces que podría hacer el quiosco de prensa y revistas (en el que también se venden productos de bollylandia, por ejemplo). Que se haría eco de un tipo de distribución de una empresa nacional, gran empresa que está presente en distintos modos de distribución.

Y, en último lugar, y probablemente de forma hegemónica, tenemos la cafetería Starbucks, negocio de nivel internacional inabarcable con más de una docena de miles de tiendas en todo el mundo.

En la actualidad, el público acude en función del perfil del mismo a una o a otra, es cierto. El público joven sin apenas recursos económicos comprará una “Qcaña” en el quiosco por 1€ aproximadamente. Universitarios y población madura joven pero con recursos acudirán a Sturbacks donde una cuenta menor de 5€ es complicado si se pretende hacer una merienda completa. La población más adulta, y los sevillanos del barrio, así como el público más tradicional acudirán a la pastelería de La Campana. El turismo por su parte estará divido entre Starbucks (debido a que es conocido por ellos dada su presencia en gran parte de países) y a la pastelería de La Campana, atraídos por la cultura y costumbre sevillana, esa que se han acercado a conocer.

Sea como fuere, lo cierto es que hoy en día se hace cada vez más difícil la convivencia entre los distintos tipos de empresas (pequeñas, mediana y grandes empresas). Algunas aguantan el tirón, otras en cambio, las más pequeñas, se ven obligadas a cerrar sus puertas, como ya lo hizo la pastelería con los mejores croissants de La Campana.

miércoles, 9 de marzo de 2011

¿Renovarse o morir? Renovarse.

Es inevitable, en términos recientes, referirnos a la actualidad más inmediata a lo que en materia de "el precio de la cultura se refiere". Este es un tema que se ha debatido durante años, especialmente a partir de la aparición de la Escuela de Frankfurt, quienes acuñaron el término "industria cultural". La cultura, como industria, universaliza y masifica a los individuos que, inconscientemente, son partícipes de aquello que les envuelve, de algo que entre todos construyen y dan forma. Lo que se conoce como "cultura" no es más que el fiel reflejo de aquello que somos y que se es. Una cultura, es una forma de vida, un hábito y una conducta, del mismo modo que puede serlo, y de hecho, lo es, aquellos productos creativos y personales que se exhiben en el mercado y se venden como cualquier otro tipo de mercancía más. Es aquí donde la cultura adquiere el carácter de 'producto'. Y es aquí donde entendemos y avanzamos en el concepto de "empresa" en estrecha relación con la cultura.

Es inevitable detenernos en una realidad aparente. Una realidad que muchos no terminan de aceptar y, en cambio otros piden a gritos: la industria cultural ha cambiado. Y este hecho se hace más que latente en coincidencia con la reciente aprobación de la conocida como 'Ley Sinde', o la disposición segunda de la Ley de Economía Sostenible.

A continuación cito el texto, así como las imágenes, del director Álex de la Iglesia durante la celebración de los Premios Goya de la Academia del cine español, la cuál presidía hasta esos instantes:



En él, como otros muchos sostienen, se hace hincapié en el hecho de que "algo" ha cambiado. Y ese algo no es más que la propia evolución social, y cultural, de los individuos.
Si la cultura es una empresa, debe reinventarse como tal. Porque ninguna empresa, de ningún tipo, se sostiene sin ofrecer creatividad e innovación. El cine, al igual que el resto de artes, debe ofrecer un producto interesante, debe ser reflejo de unos bienes y unos servicios bien delimitados. Que hagan a la empresa cultural diferenciarse del resto, y esto se consigue a través de la propia imagen que ésta ofrezca. Pero, ¿qué imagen ofrece al público una industria, como es la del cine español, que se niega a la evolución? ¿Que encadena y perpetúa los viejos esquemas aún a sabiendas de lo arcaico del sistema?

Partimos de un hecho claro: como toda empresa, no sólo encontramos la parte productiva de la misma (la que agruparía a los autores, véase cineastas, músicos, escritores...), también existe una parte administrativa, de gerencia. Este último sector lo forman entes externos a la producción cultural en sí misma. Se trata de un conglomerado mediático ajeno, y en paralelo, al producto en sí, que bien parece anclado y arraigado a unos viejos esquemas que, pese a resultar rentables durante años, en los últimos tiempo parece haber dejado de serlo.

Así, partimos de una disyuntiva de responsabilidades que atañerían a ambos ámbitos de la empresa cultural:

Por su parte, la producción, la creación cultural, debe reinventar sus formatos. Ofrecer esa 'innovación' y esa 'creatividad' de la que hablábamos antes para aportar experiencias nuevas al espectador que despierten su interés y atraiga a ese público cada vez más alejado de las salas, o de las tiendas de música.

Por otro lado, las empresas deben replantearse su tradicional sistema de rentabilidad de negociación y administración de los productos culturales. Debe tratar de encontrar nuevos sistemas de comercialización y venta, ya sea, desde el aspecto económico (su precio), los canales de distribución (Internet), etc.

Resulta muy reseñable la iniciativa de 'Unión Cine Ciudad' para el fomento de la asistencia a las salas. En el último año, ha puesto en un par de ocasiones en marcha la distribución de unos tickets, de regalo con la compra de la entrada, que podían contener premios de todo tipo. Pero, llama especialmente la atención el hecho de que, entre esos premios, uno de ellos era '2x1' en cine. Esta iniciativa no sólo es la excusa perfecta para acudir a menudo, sino además el reclamo necesario para ir al cine. "Por tan sólo 2 ó 3 euros puedo ver una película, ¿por qué no?"
Tal vez muchas más empresas, en este caso, una asociada a la producción audiovisual (ya que no produce cine en sí mismo, sino que lo distribuye) deberían replantearse el producto que ofrecen, a qué precio, en qué circunstancias, bajo qué condiciones, con qué limitaciones... etc. para sobrevivir a lo que califican de fin de la cultura.


La vida es cultura y, como tal, todos tenemos derecho a disfrutar y construirla como nosotros, la sociedad, estimemos oportuno construirla. Pero, también es cierto que somos nosotros los que conformamos las empresas (a nivel industrial, o a nivel familiar). Por ello, todos tenemos una responsabilidad de mantenerla y avivarla. Porque, la cultura, lejos de desaparecer como algunos sostienen, está muy viva, porque todos somos cultura.



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viernes, 14 de enero de 2011

Actualización

Mi segunda primera noticia.

Día 5 (14 - 01 - 2011): En directo desde la Plaza de España

Hoy me estrené en la locución informativa (porque de tertuliana ya estuve cuando era una mini-yo). Y ha sido una experiencia extraña. Gazapos mentales donde en una noticia de siniestralidad en las carreteras menciono a los controladores aéreos... Pero por lo demás, bien, un pequeño paso más. Y me entusiasma que hayan confiado en mí. El móvil no es un buen retransmisor acústico en las ondas.

jueves, 13 de enero de 2011

Memoria de cuatro días en la radio.

En estos cuatro primeros días en la radio he aprendido poco a poco cosas que, o bien antes nunca me había planteado (por ser un medio nuevo para mí), o bien no sabía cómo se hacían simplemente.
Allá va mi primera memoria de cuatro días en la radio!

Día 1 (10-01-2010): Tanteando el terreno.
Aunque consistió en una presentación más que una puesta en práctica de lo que van a ser las próximas jornadas de los siguientes tres meses conocí la situación y contexto de la emisora, de dónde surge y con qué finalidad nace. Limitaciones y libertades de una compañía pequeña pero 100% informativa, y una información que pretende buscar lo que otros tal vez desconocen.

Día 2 (11-01-2010): Frases cortas, números redondeados.
Auténtico primer día en mi labor radiofónica. Llamadas que no pude llegar a realizar por encontrarse ausentes mis interlocutores. Pero realizada mi primera 'croniquita'. ¿Tema? La fusión del BBK y cómo repercutía ésta en sus trabajadores. Primeras diferencias con la prensa en papel: frases cortas, no excederse en los datos y las cifras (porque al oído no se retienen), redondea siempre que puedas.

Día 3 (12-01-2010): Los primeros cortes.
Los primeros cortes a través de entrevistas telefónicas. Extraerlos para incluirlos en el informativo. ¿Temas? La pesca de la almadraba (y su problemática restricción como consecuencia del peligro de extinción del atún rojo) y la resolución de los acuerdos del BBK.
No usar los adverbios terminados en -mente!

Día 4 (13-01-2010): No me llevaron a la calle, fui sola.
Primer día que salía a cubrir radiofónicamente una noticia. Me dijeron el día anterior que iría acompañada, pero al final fui sola a un edificio de la Junta. Aprendí a conectar y utilizar la grabadora, conectar el micrófono a línea y atender las palabras de un consejero de la Junta. Moraleja: soy demasiado pequeña en este mundo de periodistas afianzados, debo parecer un bebé entre ellos. Extraer cortes de una entrevista sobre el programa 'Cualifica' y darle forma a una crónica. Presentar la iniciativa y el concurso de WWF para 'La Hora del Planeta'.



De todo se aprende, y aunque no sean los mejores tiempos para aprender más de lo estrictamente necesario, no puedo evitar no conformarme con lo básico. Espero estar en el camino correcto, sea o no a priori el más adecuado.





Volver a la radio después de 12 años. Es bonito.